EL APORTE ENERGÉTICO DE MAZAPANES, TURRONES Y POLVORONES

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Como todos sabemos con la llegada de las fechas navideñas no paramos, sobre todos los más golosos, de consumir productos típicos como el turrón, el mazapán y polvorones. Actualmente España es el primer productor mundial de estos dulces, en muchas de nuestras fábricas su mayor producción se lleva a cabo en los meses previos a Navidad para poder abastecer a España y resto del mundo del ansiado y esperado dulce de Navidad. El origen de estos típicos dulces navideños se remonta a siglos y siglos atrás. Se presume que ya en la época griega se preparaba una pasta compuesta por frutos secos y mieles, la cual servía a los deportistas griegos como producto energético para participar en las Olimpiadas.

Los turrones clásicos, los mazapanes y los polvorones se suelen elaboran con miel, azúcares y almendras. A esta mezcla se le puede añadir otros ingredientes (clara y yema de huevo, frutos secos, pastas de frutas, chocolate, cacao, nata, harinas, cereales hinchados, licores, etc.), además de agua y aditivos autorizados. Estos productos tradicionales tienen el denominador común de tener mucho azúcar y abundante grasa, por eso son tan energéticos.

La diferencia nutricional más importante entre estos postres no es tanto su valor energético, que es considerable (entre 450-500 cal/100 gramos), sino la calidad nutricional de las grasas empleadas. Para elaborar el polvorón se usa manteca de cerdo como ingrediente base que, si bien concentra abundantes ácidos grasos (más si se trata de manteca de cerdo ibérico) también contiene ácidos grasos saturados y colesterol, cuyo exceso se ha de evitar como medida de prevención cardiovascular. Por el contrario, en el mazapán, los ingredientes grasos esenciales son las almendras como ingrediente elemental, lo que hace de este dulce una fuente excelente de ácidos grasos insaturados y ausencia de colesterol, características beneficiosas para la salud cardiovascular. En ambos productos, la gran concentración de azúcares y su destacado contenido graso los convierten en alimentos muy energéticos, aspecto a considerar en el mantenimiento de la dieta equilibrada en general, y ante casos de obesidad o diabetes en particular.

Por su parte, el turrón es una masa dulce obtenida por la cocción de miel (o azúcares) a la que se incorporan almendras peladas y tostadas. A dicha masa se le puede añadir, o no, clara de huevo para que emulsione. Dicha pasta es posteriormente amasada y tradicionalmente se le da forma final de tableta rectangular o torta. El turrón proporciona unas 500 kilocalorías por cada 100 gramos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el turrón tradicional, de jijona y alicante (blando y duro) como se conocen popularmente, contiene buena cantidad de almendras, alimento muy interesante desde el punto de vista nutricional. Las grasas que provienen de las almendras son principalmente monoinsaturadas. Además, estos turrones son ricos en calcio, magnesio, potasio, zinc, vitamina E y ácido fólico y, en menores cantidades, en niacina, riboflavina y tiamina y son bajos en sodio.

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