Ahora mismo la temperatura en la calle tiene poco que ver con la que hacía en julio. Esa ola de calor que nos hacía resguardarnos todo el día del sol y estar pegados a una botella de agua…¡donde habrá quedado!
En otoño, invierno y en épocas de frío, tendemos a beber mucho menos, por varias razones:

– Sudamos menos
– No tenemos tanta sensación de sed
– No sufrimos calor por lo que no tenemos que combatirlo
– El agua está fría y nos apetece bebidas más calientes

Estas razones son las culpables de que muchos no lleguemos a beber ni un litro de agua al día, cuando realmente deberíamos beber en torno a 2 litros o 2 litros y medio.

Como consejo, os digo que llevéis una botella de agua todo el día, y la vayáis rellenando, por lo menos que nos tomemos 3 botellas de medio litro, más los vasos de agua (de agua, y no de bebidas alcohólicas) que deberíamos tomar en el desayuno, en la comida y en la cena. Quizás la sensación de sed no sea tan alta como en verano, pero por eso tenemos que hacer un esfuerzo y beber agua aunque no nos apetezca, y si con el agua fría no puedes, tómate del tiempo y solucionado, y si aún así no funciona la cosa, hazte amigo de infusiones, tés, manzanillas que son calentitas y saben, como me dice mucha gente.

Aún así es importante beber agua, tenemos que hidratarnos (a pesar de hacer frío), nuestro cuerpo necesita agua, nuestras células necesitan agua, y algo que se ve de nosotros y que es el reflejo de todo lo demás, ¡nuestra piel necesita agua!