Hoy en día estamos acostumbrados a acudir a nuestro comercio habitual y encontrar siempre lo que queremos en cualquier época del año, pero lo cierto es que hay productos que sólo se dan de forma natural en su temporada y es en ese periodo de tiempo en el que destacan por su calidad, sabor y se encuentran en su mejor momento.
Las ventajas de comer productos de temporada son muchas:
- Los alimentos de temporada son alimentos que poseen unos niveles nutricionales óptimos. Aportan sus minerales, nutrientes y vitaminas en su totalidad y son, en definitiva, alimentos más completos cuando se consumen en el periodo adecuado.
- Son alimentos que se ven mejor, tienen una textura más agradable y, sobre todo, poseen un sabor más intenso.
- Son también un producto más saludable, ya que no ha sido necesario hacerlos crecer y madurar de forma artificial. Se han dado de forma más natural y, por lo tanto, son productos más sanos.
- Otro elemento importante a tener en cuenta es que cuando un producto está de temporada hay más cantidad de él en el mercado, por lo que repercute en su precio. Comer de temporada no sólo es más sano, sino que además es más barato.
Pero, ¿cuáles son los productos de temporada que podemos encontrar en el mes de agosto?
Los melocotones, las nectarinas y las ciruelas son de las frutas más populares durante los meses de vacaciones, sobre todo por su intenso sabor. Son también las últimas semanas de las ciruelas y picotas. Los bosques comienzan a madurar sus frutos durante el verano y empieza la temporada de frambuesas y arándanos, además de las primeras moras.
Posiblemente las estrellas de agosto sean los melones y sandías. Tanto como postre o como primer plato, con deliciosas lonchas de jamón serrano, el melón es una de las frutas que más triunfan en estos meses de estío. De la misma manera, la sandía es perfecta para postres y para granizados, dado su alto contenido en agua y su dulce sabor, que se potencia al tomarse fresca.
Por último, nos trasladamos a la huerta donde comienzan a madurar las berenjenas, los calabacines, pepinos y pimientos. Y, por supuesto, la gran estrella, el tomate. El gazpacho y el salmorejo son platos fundamentales de la dieta mediterránea durante el verano, no sólo porque se toma fresco, sino porque es cuando los tomates están más dulces y sabrosos. Y si además añadimos unos taquitos de jamón serrano se convierte en un verdadero manjar.
Parte de una dieta sana es comer de temporada. No sólo aportaréis variedad en vuestra alimentación, sino que lo agradecerá vuestro paladar, vuestro cuerpo y vuestro bolsillo.